Porque así dice el Señor:
«Hacia ella extenderé la paz como un torrente,
y la riqueza de las naciones como río desbordado.
Ustedes serán amamantados, llevados en sus brazos,
mecidos en sus rodillas.
Como madre que consuela a su hijo,
así yo los consolaré a ustedes;
en Jerusalén serán consolados.»
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