viernes, 4 de junio de 2010

Isaías 63: El día de la venganza y la redención de Dios

Declaró: «Verdaderamente son mi pueblo,
hijos que no me engañarán.»
Así se convirtió en el Salvador
de todas sus angustias.
Él mismo los salvó;
no envió un emisario ni un ángel.
En su amor y misericordia los rescató;
los levantó y los llevó en sus brazos
como en los tiempos de antaño.

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