Clamo al Señor a voz en cuello,
y desde su monte santo él me responde. Selah
Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar,
porque el Señor me sostiene.
No me asustan los numerosos escuadrones
que me acosan por doquier.
Clamo al Señor a voz en cuello,
y desde su monte santo él me responde. Selah
Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar,
porque el Señor me sostiene.
No me asustan los numerosos escuadrones
que me acosan por doquier.
¡Tan grande es Dios que no lo conocemos!
¡Incontable es el número de sus años!
ȃl derrama las gotas de agua
que fluyen como lluvia hacia los ríos;
las nubes derraman su lluvia,
que cae a raudales sobre el género humano.
¿Quién entiende la extensión de las nubes
y el estruendo que sale de su pabellón?