—¡Es inconcebible que sus propios hermanos les exijan el pago de intereses!
Convoqué además una gran asamblea contra ellos, y allí les recriminé:
—Hasta donde nos ha sido posible, hemos rescatado a nuestros hermanos judíos que fueron vendidos a los paganos. ¡Y ahora son ustedes quienes venden a sus hermanos, después de que nosotros los hemos rescatado!
Todos se quedaron callados, pues no sabían qué responder.
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