Aunque adoraban al Señor, servían también a sus propios dioses, según las costumbres de las naciones de donde habían sido deportados.
Hasta el día de hoy persisten en sus antiguas costumbres. No adoran al Señorni actúan según sus decretos y sus normas, ni según la ley y el mandamiento que el Señor ordenó a los descendientes de Jacob, a quien le dio el nombre de Israel.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario